Según los evolucionistas todo está en constante evolución, entonces la forma de conquistar a las personas hoy en día parece que también han evolucionado. Si usted tiene dudas de lo que digo, le invito a que hagamos un viaje al pasado. En algo vamos a coincidir, todo el mundo busca una conquista efectiva.
Vayamos al mundo primitivo, donde la supervivencia y la procreación estaban por encima de eso que hoy llamamos enamoramiento. No alcanzo a imaginar las escenas románticas de ese tiempo, pero algo sí nos queda más claro y es que los roles de género estaban muy enmarcados. Los hombres se caracterizaban por ser fuertes y valientes porque se enfrentaban a las fieras en medio de la cacería; mientras que las mujeres eran recolectoras y eso no significaba que no estuvieran expuestas a peligros, pero también eran las cuidadoras de los niños. Bueno, así cuentan los libros de historia.
No podemos pasar por alto las civilizaciones antiguas como Egipto y Mesopotamia, donde la religión jugaba un papel importante, pero las “costumbres y estilos de vida de la sociedad” influenciaban la elección de parejas. Siendo los matrimonios arreglados, basados en alianzas familiares y económicas. Bien, estas costumbres continúan arraigadas en muchas regiones del mundo actual. Por otra parte, estaba Grecia y Roma, donde supuestamente el romanticismo inició con más relevancia, pero los matrimonios seguían siendo arreglados y el estatus social y económico eran cruciales.
Vayamos más adelante, a la Edad Media. Esas historias como las de Disney de romanticismo y caballería. Ese amor cortés, donde los hombres demostraban su valor y devoción para conquistar el corazón de la mujer más bella ante sus ojos. Los amores conocidos mediante cartas. Amores a distancia. Sí, los amores a distancia no son del siglo XXI, desde esta Era ya había amores a distancia. No había internet, pero las cartas apasionadas que enviaban a sus amantes “de correspondencia” fortalecían los lazos entre ellos. Teniendo en cuenta que no había trenes, aviones y tampoco un servicio de correo como DHL, entendemos que la correspondencia podía demorar mucho tiempo. Lo más insólito es que estos amantes, muchas veces no se conocían físicamente y si se hubieran visto, no habría sido por mucho tiempo. A pesar de todo esto, también existían los matrimonios arreglados, por razones económicas y también políticas.
¿Quién no se encantó con la apasionante y trágica historia del siglo XVI del escrito William Shakespeare “Romeo y Julieta”? El amor a primera vista. La entrega intensa y apasionada, con caricias estremecedoras. Las conversaciones silenciosas de una mirada profunda, donde las palabras son mudas y los ojos gritan más que la boca. La necesidad insaciable de abrazar a su amante con un amor sin reservas. Las palabras de afirmación, sin desaires, sin desplantes, sin nada que manche el placer de estar juntos en esos gratificantes tiempos de calidad.
Tiempo después, en los siglos XVII-XVIII, ya lo que era secreto y conocido entre dos, vino a gritarse a la luz pública. El “amor” y las pasiones revelados en el arte. El individualismo combinado con un romanticismo titulado “amor verdadero”, pero que enfatizaba en la importancia de sentimientos personales en las relaciones. Esto definitivamente rompió los velos de las Eras anteriores y marcó un hito para los siglos posteriores, XIX y principios del XX.
Estamos en una Era de Industrialización y urbanismo que cambió las dinámicas sociales. La gente tenía más oportunidades para interactuar y conocerse fuera del ámbito familiar. El amor romántico se convirtió en la norma para el matrimonio. Las citas comenzaron a ser más comunes y la gente tenía más libertad para elegir sus parejas, aunque nunca faltaron los matrimonios arreglados o por conveniencias. Los hombres se esforzaban por ejercer una conquista efectiva en las doncellas. Las mujeres se hacían más de rogar, pues eso era sinónimo de su pudor y recato. Lo cual despertaba en el hombre el deseo de no desistir en su conquista. Como dirían mis abuelos: “mientras más difícil, más irresistible”. Asimismo, las madres enseñaban a sus hijas que “el que quiere azul celeste, que le cueste”. Se ha considerado desde entonces que el hombre le da más valor a las mujeres que son más difíciles, porque eran con las que ellos elegían casarse o mejor dicho, con las que, para hacerlas su mujer, tenían que casarse. De lo contrario, si no se casaba por elección, al deshonrar a una señorita los familiares con tal de no ser expuestos públicamente, les obligaban a casarse. Pero todo no era color de rosa y tampoco significaba que todos los hombres eran románticos y el “felices para siempre” tampoco ha existido para todos.
Aquellas enseñanzas de nuestros abuelos en algunos países más tradicionales, como los hispanos, por ejemplo, se mantuvieron; pero en la Segunda Mitad del Siglo XX, hubo una revolución sexual en los años 60 y 70. Esto trajo una mayor libertad sexual y una redefinición de las normas de género y sexualidad. En protesta contra el machismo y el patriarcado de los años anteriores, surgieron los movimientos feministas que lucharon por la igualdad de género, cambiando las dinámicas de poder en las relaciones y exigiendo el respeto mutuo y la equidad; lo cual generaron otros desperfectos sociales. Además, la mujer era libre de elegir su pareja y llegar al matrimonio virgen no era un requisito, sino una elección. Claro, que en la mentalidad de muchos hombres aun esto sigue siendo una cacería de brujas.
Arrastrando todos estos males y deformaciones sociales, las formas de relacionarse parece que siguieron su proceso de “evolución”. Ahora, en la Era Digital y de Globalización del siglo XXI, los amoríos han inundado las redes sociales e indiscutiblemente las tecnologías han revolucionado la forma de conocer y conquistar personas. Hoy se han sustituido las palomas mensajeras por un Tinder, Badoo, Ourtime, Quiero Rollo, y muchas otras aplicaciones para citas y ligar con personas. Solo con un teléfono móvil o un computador e internet, las personas sin salir de sus zonas de confort pretenden una conquista efectiva. Con una inteligencia artificial integrada ahora las aplicaciones de citas permiten a las personas conectarse con potenciales parejas de todo el mundo.
Sumado a esto y sin ánimo de tocar el tema de la diversidad sexual y de género, pues no viene acotación en el tema, ha aumentado también con la internet. Permitiendo una mayor libertad de expresión, de “amar” y “ser amado” sin restricciones tradicionales. Hoy en día, la autenticidad y la conexión emocional son altamente valoradas. Las personas buscan relaciones basadas en la igualdad, el respeto y la comprensión mutua.
Indiscutiblemente, hay un cambio en la forma de ligar con personas y todos desde sus criterios intentan aplicar métodos para una conquista efectiva. Sin embargo, las estadísticas dicen lo contrario y hay más personas solteras, más personas divorciadas, menos gentes comprometidas y más personas que toman a la ligera las relaciones de pareja. Ya los hombres no ven la necesidad de esforzarse por conquistar a una mujer. ¿Será que las mujeres no se dan a respetar o han perdido su valor? Ese valor tan reclamado y exigido por los movimientos feministas.
La libertad sexual ha hecho que la gente solo se busquen por satisfacción sexual y no por un plan de vida, ni proyecto en común. Son más la gente que tienen relaciones sexuales con desconocidos, simplemente por atracción o por entretenimiento, y sin saber quién es la persona, cómo se llama y sobre todo sin ánimo de establecer vínculos afectivos.
Los seres humanos parecen más insensibles y estériles con el pasar del tiempo. La sociedad ha tenido un movimiento parabólico que inició su ascenso después del mundo primitivo y va en descenso en la Era Digital. ¿Será que evolucionamos o involucionamos? Hoy en día los métodos de conquistas son:
- Los amores a distancia sobreabundan en esta Era Digital, incluso se unen personas que no hablan el mismo idioma. Este tipo de relaciones evidentemente exigen más esfuerzo, más comunicación, más tiempo de calidad. Al inicio todos son colores rosa. En todas las Eras de la Humanidad. Las palabras dulces no faltan. Los mensajes de buenos días, cómo estás, qué haces, buenas noches… esa muestra de “amabilidad y preocupación” no faltan, pero comúnmente solo duran un mes. Después todo comienza a enfriarse, los mensajes disminuyen y las videollamadas también.
- Ser indiferentes y tener conversaciones frías. Esto aplica tanto más para los hombres que para las mujeres. Resulta que se han invertido los papeles. Ahora los hombres actúan como las mujeres de los siglos XIX y XX. Mientras encontramos mujeres que tienen una necesidad afectiva muy elevada que les hace rogarle a los hombres y esperarlos demasiado tiempo.
- Si se saludan no se ponen adjetivos y tampoco hacen uso del sustantivo. Solo dicen “Hola”, “Buenos días”… pero generalmente no te llaman por tu nombre o te dice palabras cariñosas como “querido”, “cariño” y cosas así. No sabemos si lo hacen porque no recuerdan tu nombre, no sienten nada por ti, o tienen conversaciones de ese tipo con tantas personas que, para evitar ser descubiertos, omiten el sustantivo y los adjetivos.
- Pasar más de 24 horas sin hablarse y quizás hasta un mes. Este tipo de personas suelen desaparecer, creando una sensación de abandono, incertidumbres en la supuesta pareja y al pasar un tiempo, cuando al parecer se siente aburridos, aparecen en busca de esa persona que es la única que le aguanta. Pretendiendo ser tratados con el mismo nivel de amor y emoción. Quizás en otro momento hablemos de los daños que esto ocasionan en las personas a las que le hacen esto y que lamentablemente están conectadas sentimentalmente con este tipo de ciudadanos.
- Generalmente, uno de los dos no da toda su información. Son las parejas más secretas del mundo. Definitivamente, si Romeo y Julieta hubieran aplicado esto, no hubieran sido descubiertos. Pero volviendo al tema, estas supuestas parejas no saben donde viven, quiénes son, quizás no se dan el nombre verdadero, sus amigos y familiares no saben de la existencia de esa “pareja”. En fin, en el mundo real no existe tal relación.
- Ponen horarios para tratarse y generalmente el que exige tal cosa es el que rompe esas reglas, pero cuidado no la rompas tú.
- Otro aspecto importante, no olvidemos de las solicitudes de fotos íntimas o videos con desnudos. Sin dejar de hablar de los que prefieren tener relaciones sexuales por videollamadas como si estuvieran viendo una película, volviéndose adictos a la masturbación.
Seguramente, la lista no terminaría y quizás el libro tendría más hojas de las pensadas, pero quizás conoces muchos otros ejemplos de conquista en los tiempos actuales. Si José Alfredo Jiménez, Pedro Vargas, Víctor Hugo, William Shakespeare y otros como ellos estuvieran en estos tiempos, conquistarían a las mujeres con poemas, con canciones al pie de sus ventanas, con flores, con palabras bonitas. Seguramente, buscarían acariciar sus almas antes de tocar sus cuerpos. Mostrarían su interés con acciones y no con palabras. No provocarían dudas, ni incertidumbres, ni sobre pensamientos. No tendrían miedo de gritarle a los cuatro vientos quién es su amada, porque se concentraría solo en ella y no tendría la preocupación de que haya una lista interminable de candidatas. Romperían las barreras de la distancia geográfica. Darían seguridad. Personas con coraje y valentía que hablan con claridad y no con juegos tontos como si la vida solo fuera virtual.
¿Cuál es el método para una conquista efectiva?
Sinceramente, no existe ninguno, pero por mi propia experiencia vivida considero que estos son los pasos fundamentales para tener éxito:
- Lo más importante es que aprendas a llenar tus vacíos contigo mismo. Elimines tus miedos, tus complejos, tus inseguridades y si tu vida vale poco, entonces añádele valor. De lo contrario, cargarás con esos vacíos a todas partes, nunca serás feliz y tampoco podrás hacer feliz a nadie.
- Después define qué quieres en tu vida, pues no todo el mundo desea una pareja, y entiéndase como pareja a alguien real, no una persona con la que te entretienes cuando no tienes con quién y tus hormonas están más inquietas de lo normal. Me refiero a que decidas si quieres a alguien con quien pasar el tiempo no es una necesidad, sino una elección. No un llena hueco, porque somos seres humanos, no medicina, ni curitas, ni tenemos la responsabilidad de organizar el desorden que los demás tienen en sus vidas.
- Cuando concluyes que deseas compartir tu vida con alguien, chequea que tú tienes algo para darle a esa persona. No me refiero a dinero y cosas materiales. Me refiero a que tengas amor, paz, empatía, compromiso, atención y tiempo para darle a esa persona. Si tales cosas no las tienes, entonces no vayas por el mundo endulzando oídos, para después intoxicarlo con el ácido que llevas dentro de ti.
- Una vez conocida a esa persona, entonces conquista su alma, antes de tocar su cuerpo. Despierta sensaciones que solo se pueden despertar en la mente.
- Habla claramente tus planes y proyectos para con ella o él. Si ambos están de acuerdo, entonces entrégate dulce, sin prisa, con calma y lucha por lo que quieres. Aplica el principio “sé con los demás como quieres que ellos sean contigo”. Si están en desacuerdo, no te ahogues en un mar de lágrima, porque las relaciones amorosas también son como los negocios. Se hacen si están de acuerdo y si no lo están mejor ni intentarlo.
Resumiendo, no pierdas tu tiempo, pero tampoco le hagas perder el tiempo a otros. No seas esos parásitos sociales que contaminan las almas y los corazones, pero tampoco permitas que te lo hagan a ti. Nadie está obligado a ser amarte como pareja, pero tampoco permitas las relaciones de migajas. No hay nada mejor que alguien con propósitos claros, metas claras, palabra firme, mente fuerte, corazón sano y que sepa lo que quiere. Como diría el pastor Dante, “si no suma, que no reste”.