A veces parece que el amor eso algo solamente del sexo femenino y que es un estado de debilidad, al punto que algunos dudan que amar sea cosa de hombres. Lo cierto, es que vivimos en una sociedad donde se le induce al hombre que el mostrar sus sentimientos es muestra de debilidad o peor aún cosa de mujeres.
Muchos dirán que el amor se acaba y que por ello existen los divorcios. Bueno, si es así ¿por qué el amor que sientes por tí no se acaba? Si el amor que sientes por tí se acabara, entonces para qué seguir viviendo y el índice de suicidios aumentaría también; por qué continuar tu vida con otra mujer; dejarías de comer; de cuidarte… en fin, harías todo lo que te dañaría. Solamente daña y se daña aquel que no ama. Pudiéramos decir que amar es una decisión voluntaria y que es un sentimiento eterno. No existe eso de que te ama al inicio de la relación y deja de hacerlo al cabo del tiempo. El que hace tal cosa, nunca te amó.
Es curioso, que la palabra de Dios manda al esposo a amar a su esposa y no lo refiere tácitamente en el caso de la mujer, sino que a esta le dice que esté sujeta a él. Entonces amar sí es cosa de hombres.
Es fácil para la mujer amar a su marido e incluso, la mujer sufre cuando su esposo no le demuestra su amor. Algunas se vuelven, supuestamente, duras, pero en la concreta adoptan posturas de autodefensa. Esto sucede porque la mujer es muy sensibles a la manera en que el esposo le trata. La mínima actitud agresiva, lacera grandemente a una mujer; el mínimo gesto de amor la vivifíca, la llena de sonrisas…sus ojos brillan.
El hombre por su carácter rudo y práctico, suele variar en cuanto a su forma de tratar y buscar a su esposa. Tales actitudes son rápidamente detectas por la mujer.
La solución a esto y todos los demás conflictos de un matrimonio, es que cada cual haga lo que le corresponde y al hombre le corresponde amar a su esposa. Como cabeza de la mujer, es fundamental, que éste cumpla con el mandamiento de Efesios 5:28.
Si hoy te ves en el borde de casi no amar a tu esposa o decir que no le amas, pero quiéres intentar salvar tu matrimonio, entonces comienza amándola como te amas a tí. Simplemente, tienes que:
** Actuar con ella como quieres que lo haga contigo;
** Tratarle como quieres que te traten;
** Hablarle como quieres que te hable tu mujer;
** Acariciarle como quieres que te acaricien;
** Ayudarle como quieres que te ayuden;
** Escucharle como quieres que te escuchen;
** Mirarle como quieres que te mire;
En resumen, amar a tu esposa es ser con ella como quieres que ella sea contigo.
Será difícil al inicio, cuando la relación está dañada, pero con el favor y bendición de Dios, y haciendo lo que hemos hablado, todo será mejor.
Cuando amas a tu esposa como a tí mismo, logras lo que siempre deseas te ella; vives como siempre deseaste vivir con ella y verás que ni las pruebas, ni las situaciones, ni nada te derrumbarán. Serás más fuerte y será más fuerte tu matrimonio, cuando amas y demuestras tu amor como te amas a tí mismo.
Dios les bendiga grandemente a usted y su familia, para que nuestras familias sean perfectas.
Me gusta mucho todo lo leído